miércoles, 7 de mayo de 2014

El desarrollo de la sensibilidad en el arquitecto.

Nadie puede mostrar lo que no tiene, lo que no lleva en su corazón.



Integrar un edificio a la naturaleza, es un argumento muy empleado, pero solamente un arquitecto con sensibilidad puede comprender que dicha integración no ha de venir de únicamente de mirar el entorno, sino también de no interrumpir su flujo natural.
En lo imagen lo dicho.



Un arquitecto jamás lograría ser sensible si no se autoconoce.
La sensibilidad es un factor importante en el proceso de diseño , en el proceso de análisis de un hecho arquitectónico, de un acontecer urbano.
Es importante por cuanto quién actúa e interactúa en la arquitectura y con la arquitectura, es el usuario, es el ser humano y el ser humano es un ente sensitivo.
La experiencia trascendental en un caso o devastadora en otra, que el observador aguzado o no pueda tener del objeto arquitectónico es solamente el resultado de la destreza y capacidad del arquitecto al manifestar su propia sensibilidad.
No es lo mismo transcurrir la vida en una edificación oscura, fría, funcional, que vivir en un edificio inclusivo de la naturaleza que no se interpone en la fluidez de las sensaciones.
No es lo mismo, haciendo una analogía, un platillo culinario preparado mientras se llora, que uno preparado con amor y alegría. No es lo mismo.
No es lo mismo un niño que ha sido creado en el vientre de una madre protegida y amada que aquel desdichado generado en el vientre de una madre proscrita de la amabilidad.
No es lo mismo, las personas son diferentes, los platillos también, la arquitectura también.
Aunque el recurso semántico utilizado haya sido burdo, pero a secas nos permite diferenciar la importancia del valor, de la virtud.
De esta misma manera y por extensión diríamos que una edificación diseñada por un hombre "honesto", tendría que necesariamente ser distinta en muchos elementos de la edificación diseñada por una "corrupto".
¿En qué elementos nomás radicaría la diferencia?
Veamos...
El hombre corrupto, lleva en su corazón, la impaciencia, la intolerancia, la copia, el menor esfuerzo, el aburrimiento y la codicia.
Un hombre honesto, por el contrario lleva en sí la responsabilidad, la preparación, la investigación, el estudio, la constancia, la alegría, la empatía.
El hombre corrupto diseñará según sea ese instinto y generará lo menos.
El hombre honesto buscará y encontrará soluciones basadas en ideas alentadoras.
Evidentemente las obras serán distintas. La sensibilidad manifiesta en más o en menos de cada uno de ellos delatará una arquitectura de menor o mayor calidad.
Acceder a estratos de conciencia y sensibilidad es posible y es posible conociéndose a sí mismo.
Superar las deficiencias humanas de un alma poco comprensiva es la llave para mejorar el panorama arquitectónico.
Una manera maravillosa de hacerlo es "vivir el momento" es "vivir el instante" es "vivir el presente"
La constante asimilación de estos principios de vida le permitirán al arquitecto desenvolverse con soltura en su devenir creador.


Atentamente
Erick Bojorque

martes, 6 de mayo de 2014

La casa, tu casa, mi casa...¿un simulacro?

Un acercamiento al pensamiento de Jean Buadrillard aplicado a 

la arquitectura.









Sin duda alguna la globalización se ha diseminado como una profunda metástasis en el planeta.

No podría menos que esperar el receptáculo de su cuerpo inerte aquel que otrora fuera un estupendo ser, un estupendo planeta, un estupendo mundo. ¿Podría acaso librarse de tan fatal destino?

¿Maravillas de la existencia o una encrucijada?

¿Simplemente un supuesto…?

Para Buadrillard “el fenómeno de la globalización es en sí mismo aleatorio y caótico, hasta el extremo de que nadie puede controlarlo” (1) ni la razón, ni las teorías, menos la certeza de una posible ecuación que lleva a un resultado, a un final. La incertidumbre es la esperanza de una camino que se transita como un cuanto al momento de ser observado; es decir, libre hasta que alguien le pega el ojo. Una verdadera maravilla del proceso fractal de la naturaleza que repite y repite en un eterno ahora las mismas falencias, los mismos enigmas, las recurrentes teorías, sin llegar a feliz término, sino compartiendo en sí misma la oportunidad de quebrar lo que anteriormente era en un caos programado por una “fuerza indestructible (Buadrillard 2), una fuerza capaz de sostener y sostenerse sin el auxilio sino de ella misma.

En arquitectura el “menos es más” de Mies Van der Rohe que brilló durante la modernidad obsolescente, fue el resultado de la fractal fórmula que cambia continuamente el esquema natural de las cosas en la manifestación planetaria llamada recurrencia. Siempre un avance en el campo tecnológico determinó nuevos artificios formales y simbólicos. Caso sin excepción el de las catedrales góticas. En el modernismo fue el acero y su vertiginoso avance en Estados Unidos de Norte América. Las nacientes edificaciones en altura con estructura de hierro y carbono, lograron imponerse tanto en el simulacro social de industrialización como en la escena formal. Un intercambio en el valor de las cosas. Ya no interesaba lo que se obtenía sino la rapidez con la que se hacía…”menos es más”

La idea se dilapidó por el mundo y nada importó más que lo supuestamente sencillo hecho con acero y vidrio, que como en sus contrapartes góticas se propagaba en la visual de la masas como la innecesaria intromisión de paredes sólidas para una estructura que ya no las requería más. Claro que en el caso gótico el intercambio simbólico era extremadamente oculto y casi un misterio esotérico programado solamente para iluminados, mientras que en la modernidad, ese intercambio empezaba a ser el cliché de moderno, de nuevo, de contemporáneo, infiltrándose en la masa dormida como la palabra panacea de lo de ahora, silogismo que se mantiene y se mantendrá en la retina del pensamiento como el agua al metal. Se fundamentaba ya el simulacro de arquitectura presente, de arquitectura del momento, por más que la sola idea de ella, diera al traste con su manifestación ulterior, pues dejaría de ser moderna, al intentar ser diferente. Moriría al hacerlo…¿quién se atrevería a sostener una creación edilicia que no correspondiera al ahora planteado por la masa sin nombre?

Pero, no solamente afectó el estado formal de la arquitectura, sino también su disposición, la distribución interior de los espacios. La planta arquitectónica dejó de ser aquella manifestación burguesa de elocuente amplitud para convertirse en el espacio mínimo del Le Modulor de Le Corbusier, que enmascara en un afán de radicalizar la masificación de la construcción, la ergonomía y las “medidas entre el hombre y la naturaleza” (3), con el metro cuadrado de construcción, con la falacia del espacio habitable mínimo, con la hendidura del cerrojo de la economía inmobiliaria, siendo su sostén y principal complejidad.

“Una circulación simbólica de las cosas en la que ninguna posee una individualidad separada, y todas operan en una especie de complicidad universal de las formas inseparables” (4) se manifestaba. Todos parecían encaminados hacia un fin simbólico de beneficio social, mientras lo que ocurría era que los grandes industriales del acero y las grandes empresas constructoras tenían ya casi listas las reglas que permitirían su avance certero, aterrador y destructivo sobre la economía mundial.

La arquitectura como vida, como individuo energético poco a poco dejaba la palestra pública para dar paso a la fabricación en masa. La arquitectura comercial, la arquitectura por metro cuadrado estaba naciendo.

Faltaba un elemento indispensable.

Faltaba la base para que todo el engranaje funcionara.

Los expertos habían socavado y anclado la experiencia arquitectónica a un simple hecho estadístico: el número de metros cuadrados.

Ya no importaba la sensibilidad, la abundancia, la amplitud, la observación, la decencia. Lo interesante era convertir un área desolada en edificios con las mínimas condiciones y con el mínimo gasto.

La “forma sigue a la función” de Louis Sullivan, fue la máxima imperante que devino en el estilo internacional de la estética formal y la distribución espacial de las edificaciones.

Edificios que reflejaban la supuesta solvencia funcional y morfológica se esparcieron por el planeta. El contexto natural, el contexto edificado, el contexto histórico no tenía cabida en la elocuencia del discurso que llegó a estamentos políticos.

El mundo se debatía entre lo moderno y lo pasado. Ya no era simplemente lo nuevo, era una lucha a muerte en la línea del tiempo. Se había creado un punto de inflexión temporal. Los cuantos, se diría, había dividido su andar y se convertían en las misma difusión de su espejo dimensional. Era lo bueno, frente a lo malo, la muerte frente a la vida. Estabas con ellos o no estabas.

La tiranía de lo fractal se manifestaba nuevamente, ser un clon o no ser.

Te alineabas a la repetición constante de aquello moderno por que así lo imponía la fuerza de la repetición o eras el pasado, lo viejo, lo muerto.

Como no podía ser de otra manera el mundo se alineó y la suerte estuvo echada, el destino se manifestaba infausto sobre aquello que era su mismo origen, “en cierto modo, todas las coincidencias están predestinadas” (5)

Como en una noche de fin de año, la pirotecnia apareció campante ante la estela oscura que vivía el mundo edilicio.

Las luces y el ruido de la metafísica posmoderna, dieron el atisbo de sorpresa, de resignación ante la conciencia pública, dicho sea de paso una conciencia legítima y reflexiva distinta de la masa indiferente y supuestamente real.

Pero, exactamente como en una noche de fin de año, el alboroto, la fiesta, el baile y la alegría de la sorpresa, desaparecen con el alba y el nuevo día, las rupturas posmodernas alcanzaron a devenir en eso, en rupturas y planteamientos contextualistas e históricos. La idea de una sociedad anónima embebida en la función, en la producción, en la obsolescencia y en el consumo había sido puesta en evidencia de manera efímera y fugaz, al igual que la hermosa pirotecnia que no dura más que un instante ante los ojos del aturdido observador.

No fue más que aquello, pues la maquinaria no se había detenido y la hecatombe inmobiliaria se hacía cada vez más cercana y destructiva.

La política ayudaba en ello y la construcción no se detenía sino que avanzaba vertiginosamente.

El destino estaba listo para su acción.

El simulacro era necesario entonces.

Había que sostener aquella imagen de familia creada en el siglo pasado para mantener en creces la industria multimillonaria de la edificación.
Era la única manera.

Los divorcios aumentaban día a día.

Las familias disfuncionales también.

La célula familiar se desintegraba rápidamente y eso era dañino para el aparataje creado.

El recurso debía realizarse.

Una hermosa casa, era el símbolo de una familia hermosa.

La manipulación fractal se hacía presente.

Aquello que más queríamos era lo que nos destruía.

La imagen se vendió en todos los estamentos y un padre, una madre, retoños y una linda casa, eran el simulacro de una vida feliz, una vida dichosa, una vida de abundancia y prosperidad.

Había que tenerla. No la familia divina. La casa. La casa.

Ella era entonces el receptáculo de la verdadera y diáfana alegría.

Ella era el símbolo de que se era feliz.

Esa bella casa, indicaba una bella familia, hijos y dinero.

El estatus social se incrementaba.

Los divorcios seguían, los niños huérfanos de padres vivos también, pero para sí y para el mundo, la casa era el elemento, la parodia de la realización y plenitud.

No importaba cuales eran en realidad las necesidades.

No importaba en efecto los requerimientos exactos de los anhelos laborales, artesanales, personales, íntimos. La casa debía tener sala, comedor, cocina, lavandería, dos dormitorios y por lo menos un baño y medio, claro está según el mínimo establecido.

Podía la persona ser de americana, europea, africana o simplemente de la esquina, pero la casa es la misma. Es lo que dice el estándar. Es o que la masa considera como familia feliz.

El crimen perfecto, en donde “la eliminación del mundo real” (6) pone en evidencia una arquitectura que simula ya no un hecho arquitectónico, sino la realización familiar.

Da lo mismo una vivienda para un arquitecto que para un oficinista. Lo mismo para un chef que para un escritor. La simulación nos envuelve como el harina envuelve al relleno.

Digo simulación pues, el intercambio entre construcción-familia-disposición, hace pensar a la gran masa dormida que todavía la célula familiar existe. Que las personas forman hogares y que esos hogares se mantienen en concordancia con el símbolo.

Nada de eso es cierto.

Nada de eso ocurre en realidad. Realidad contenida en la expectativa de cada individuo carente de autonomía propia y más bien cargado de una información genética que lo hace actuar en virtud de su propio condicionamiento. Condicionamiento sugerido por el deseo y la ambición de sostener su propia falacia de familia.

A quién le interesaría esto sino al propio interés inmobiliario.

Más gente contenida en la estadística, más ventas.

Cabe preguntarse entonces:

¿Por qué la vivienda conocida es la salida?

¿Por qué la vivienda ha de mantener una distribución preconcebida y general?

¿Por qué hemos de sucumbir al simulacro de casa-familia?

Una vivienda es la simple manifestación de la necesidad de un espacio para expresar los requerimientos personales que le permiten al usuario una vida digna, saludable y beneficiosa.

De esta manera la secuencia planteada por la fractal disposición ecuménica tendría vocación multimillonaria, pues dependería de cada ser humano del planeta.

Al ser así, la globalización dejaría de tener partido ya que lo que una persona necesita es lo que otra no.

La arquitectura ganaría, más el simulacro no.

Pero, ¿quién se atrevería a ir más allá de lo que la masa estima como real?

Se llegaría a un fin y por tanto se rompería la cadena, lo que desmitificaría al propio sentido de lo real.

No podría ser.

No podría.

La fractalidad de la concepción natural no lo permitiría.

Las leyes que gobiernan la manifestación irrumpirían en tal proceso, manteniéndolo.

¿Quién o quienes serían el sustento? La masa silenciosa mismo.

Nada puede ser mientras la conciencia humana duerma en su propia nadidad.

El crimen perfecto se ha dado en arquitectura. No importa más lo geométrico, lo disposicional, lo concreto, lo morfologico, lo energético, lo tecnológico, lo sensitivo, ya no existe arquitectura, existe un maquillaje, una casa que todos quieren llamar arquitectura, más cuando despierten la simple idea de lo ocurrido menguará en si misma a la comprensión.

Lo real, la medida de lo real en el tema vivienda, es la simulación de que se vive como se debiera y se tiene un hogar como se estima que debería ser.

Es esta, como dice Buadrillard muchas veces “mi opinión¨ y como tal puede ser debatida, despreciada, aniquilada, sumergida en el olvido o también puede ser luz a quién lo quiera así.



 Atentamente
Erick Bojorque pazmiño



BIBLIOGRAFIA

(1) Buadrillard, Jean. Contraseñas. Barcelona: Anagrama, 2002. Impreso. Pag.54
(2) Buadrillard, Jean. “Conversaciones con Jean Buadrillard”. Ramos, María Elena. Analítica.com. 18 de feb. de 2004. http://www.analitica.com/bitblioteca/baudrillard/conversaciones.asp

(4) Buadrillard, Jean. Contraseñas. Barcelona: Anagrama, 2002. Impreso. Pag.25
(5) Buadrillard, Jean. Contraseñas. Barcelona: Anagrama, 2002. Impreso. Pag.72
(7) Buadrillard, Jean. Contraseñas. Barcelona: Anagrama, 2002. Impreso. Pag.65





Arquitectura para el usuario con autismo.

Arquitectura para el usuario con autismo.
¿Puede el espacio arquitectónico ser artífice de la sanidad humana?


Cite:
Bojorque Pazmiño, Erick. "Arquitectura para el usuario Autista". Architect in Cuenca-Ecuador. Web. 14 marzo de 2014.



SINTESIS
El ser humano en esencia es una máquina orgánica cuyas funciones dependen de las condiciones emocionales, mentales y volitivas del ser que la viste. La enfermedad es la manifestación de un impedimento en el flujo energético de sus conexiones. Dicho flujo está íntimamente relacionado con la impresión que los cinco sentidos captan del mundo que rodea a la persona. Si las impresiones afectan de manera dañina, entonces los procesos actúan en detrimento de la salud del individuo o por el contrario aceleran su sanidad.

Es este un intento por dramatizar la influencia del espacio habitado en el bienestar de las personas, enfocado hacia el Trastorno del Espectro Autista.


DESARROLLO
“La palabra autismo deriva de la palabra griega <eaftismos>, que quiere decir “encerrado en uno mismo”, los síntomas autistas tratan de la separación de la realidad externa, relacionado a una exacerbación patológica de la vida interior” (1) e implican “graves déficits del desarrollo, permanente y profundo. Afecta a la socialización, la comunicación, imaginación, planificación, reciprocidad emocional y conductas repetitivas o inusuales. Los síntomas, en general, son la incapacidad de interacción social, el aislamiento y las estereotipias” (2)

No es un problema de casos aislados sino que muy al contrario  “ha pasado de afectar a uno de cada 2.500 nacimientos, a un caso por cada 150” (3), indicando con ello la latente necesidad de acciones en favor de las personas en tal situación. Necesidad que no solamente incumbe a los ámbitos profesionales psicológicos y educativos sino a una generalidad de especialistas. El arquitecto no está ajeno a ello, pues la arquitectura, los espacios habitables son la base misma de la condición de tratamiento y sostén de cualquier medida de estudio, sanidad e intervención. No es dable que una edificación concebida para banco, por ejemplo, vaya a tener de por sí, por su simple edificación, los argumentos conceptuales y energéticos como para servir de base para un tratamiento anímico en masa o individual. La particularidad arquitectónica tiene que vislumbrar particularidades espaciales en beneficio de ésta y otras condiciones humanas, de la misma manera que un edificio de salud concede todo como para motivar la recuperación de un paciente circunstancial o por lo menos es lo que se espera.

No pretendemos ahondar en el tema autismo como tal, ya que es un tema bastante conocido y no es nuestro campo profesional, sino que queremos entregar herramientas de actuación al momento de enfrentar el diseño arquitectónico en edificaciones para la escolaridad o la vida diaria de personas con TEA (Trastorno del Espectro Autista).

Dichas herramientas en muchos de los casos, como veremos, mejorarían la condición de vida tanto para las personas con TEA como para la normalidad de los usuarios.

Se puede enfocar la intervención desde la condición de replicar entornos “neuro-típicos” (4) pero dicho planteamiento genera duda en cuanto a ¿qué tan sano o real puede ser un ambiente al que se considera típico? No podríamos decir que un establecimiento es sano, beneficioso, por el simple hecho de estar edificado y porque nos hemos acostumbrado a él. Lo típico implica una repetición constante de una situación, muchas de las veces inconciente y poco creativa.

Integrar a personas con TEA a la vivencia diaria o escolar general,  es considerada "muy enriquecedora" (5) ya que permite el desarrollo de habilidades avocadas a la socialización del individuo, pero, al encontrarnos dentro de un entorno construido, que muchas de las veces agrede al ciudadano común con desniveles indeseables, angulosas esquinas, exagerada información publicitaria, colores que afligen la sensibilidad, tramas y recorridos dificultosos; dicha estrategia puede ser frenada en su mismo inicio por falta de conciencia en los planteamientos urbanos y arquitectónicos contemporáneos, donde lo que interesa  en la gran mayoría de las veces, es el resultado alegórico.

Conciencia en el diseño es lo que buscamos.
Conciencia en la programación también.
Conciencia en el trazado urbano es lo requerido.

Una ciudad, un edificio en conciencia para personas con TEA, indudablemente redundará en beneficio para el colectivo. Es inevitable. La agudeza en las sensaciones de personas con TEA escandaliza y delata la forma alucinante en la que diariamente nos desenvolvemos sin ser concientes de ello. Exceso de ruido, luz, convivencia, nos abruman golpeando nuestros sentidos a tal punto de doblegarlos y convertirlos en indiferentes. Personas con tal capacidad (TEA) nos muestran la realidad de ello.

Debemos tener presente entonces que las personas con TEA requieren ciertos elementos desconocidos a ultranza pero visibles en cuanto a soportes que la práctica puede entregar como “una respuesta educativa” (6)

Para lograr el acercamiento adecuado no podríamos partir  de considerar a las personas con TEA como deficientes o incapaces, sino muy al contrario de personas con requerimientos que no entendemos. Déficits con respecto a una medida aleatoria que es la normalidad.

Viendo así las cosas, mal haríamos en tratar de trastornar su vivencia hacia la vivencia espacial que el vulgo conoce.

Importante sería, identificando lo  que no entendemos en ellos en cuanto a interacción social, aislamiento y estereotipias, el permitir su crecimiento vislumbrando su reacción ante la espacialidad en beneficio o daño en su proceder.

Partimos entonces identificando, en primer lugar, lo que no entendemos de ellos y proponemos la posible salida espacial arquitectónica para ello.

Esto último, muy normal en la psicología de la arquitectura en donde por ejemplo se identifican ciertos parámetros formales para una función determinada. Edificios que muestren seguridad y solvencia para el caso de instituciones financieras. Edificios que se parezcan a casas en el caso de centros de escolaridad parvularia. Edificios  que se muestran en estado de destrucción para el caso de negocios al remate. Edificios esculturales para el caso de museos y salas de exposición.

Ya que la psicología no es una ciencia exacta, no se puede saber ¿por qué ha de ser así?, pero es crucial en su devenir.

Es evidente entonces que nuestra propuesta se balanceará entre lo indescifrable y requerirá de materializaciones y estadísticas programadas, siendo esto último una falencia en éste artículo.

Partidas de ello, se identifica entonces las siguientes condiciones deficitarias en función de lo nuestro y conocido y se plantean requerimientos:

·      Déficit en socialización.
  • Requiere de espacios flexibles.
  • Requiere de lugares que faciliten la integración.


·      Déficit cognitivo, imaginativo y de planificación.
  •  Requiere de espacios de fácil asimilación.
  •  Requiere de recorridos que mantengan la temporalidad de su percepción.
  •  Requiere de sistematización que permitan autonomía.


·      Déficit de lenguaje.
  • Requiere de condiciones ambientales que sea sensible con sus sentidos.
  •  Requiere de locales que mantengan su concentración.


·      Déficit en la reciprocidad emocional.

Requiere de lugares que pueda considerar seguros. Déficit en el comportamiento habitual. (Conductas repetitivas y estereotipias)
Requiere de energización constante.




PROGRAMACION ARQUITECTONICA PARA EDIFICIOS CON USUARIOS AUTISTAS

Espacios flexibles:
  • Los espacios han de plantearse de tal manera que exista en ellos áreas colectivas y áreas privadas al mismo tiempo sin que se mezclen y sean funcionales.
  • En el caso de escolaridad, el mobiliario podría ser modulado de tal suerte que con simples movimientos pueda generar espacios comunes e individuales.
  • Los espacios han de plantearse sin la rigidez de la institucionalidad de pasillos y oficinas. Se ha de tener en cuenta patios naturales y continua flexibilidad sensorial.

Espacios que faciliten la integración:

  • La integración se da cuando existe apropiación. Por tanto los espacios han de tener rincones de  usos varios.
  • Estancias con mobiliario para descanso.
  • Lugares con vegetación que abrace a los usuarios sin perder de vista el entorno.
  • Lugares con agua que separen ambientes en una misma habitación o plazoleta.
  • Los espacios han de destacar lo valioso del usuario (auto-estima)

Espacios de fácil asimilación:
  • Los espacios han de ser de formas sencillas, racionales, cartesianas, euclidianas.
  • Los espacios han de conservar de preferencia proporciones áureas que determinan adecuada y natural relación entre el largo, el ancho y la altura. Relación 1 a 1,41
  • Se deberá usar codificación de colores que identifican cada actividad del edificio o lugar público.
  • No es necesario lograr esbeltas o bajas alturas ya que no se ha determinado la utilidad de aquello (7), más sí en el uso de proporciones correctas. La altura de un espacio puede ser beneficiosa en cuanto se consigan luces y ventilación indirectas en el mismo que no afecten la sensibilidad de los usuarios con TEA.

Requiere de recorridos que mantengan la temporalidad de su percepción:
  •  Los espacios mantendrán una disposición tal que no confunda ni genere circulaciones caóticas ni concentradas impidiendo de ésta manera que la persona con TEA pierda la memoria del recorrido.
  • No sería recomendable jerarquizaciones en la circulación; es decir de mas a menos y viceversa. Siempre se plantearan rutas de circulación que no mezclen  los flujos entre sectores y zonas.
  • Los recorridos han de ser cortos y mantendrán secuencia entre ¿de dónde parto y hacia dónde voy?
  • Se deberá evitar cortes, perturbaciones espaciales, penetración de volúmenes; que confundan  el desarrollo de los traslados.
  •  Importante el uso de códigos de color, señalización horizontal que guía al usuario con TEA.

Requiere de sistematización que permitan autonomía:
  • Los espacios para cada necesidad han de integrar en ellos todos los locales y el mobiliario requerido para que el usuario no tenga que trasladarse fuera del recinto, como por ejemplo, ocupar el baño.
  • La disposición del programa arquitectónico ha de ser diáfana, sin tropiezos y con los locales necesarios .
  • No deben existir en los planteamientos varias alternativas de uso.
  • Requiere de condiciones ambientales que sea sensible con sus sentidos:
  • Es necesaria la iluminación natural y artificial indirecta ya que los cambios drásticos en aquellas causan dramáticas respuestas en las personas con TEA (8)
  • Es necesario el uso de colores por cromoterapia que permita elevar la vibración del individuo en los tópicos que sean requeridos. Por ejemplo: Verde-Inteligencia. Rojo-crecimiento. Amarillo-cohesión. Violeta-flujo. Azul-inhibir. Naranja-eliminar. Verde claro-remover.

Requiere de locales que mantengan su concentración:
  •  Los espacios han de ser focales y no divergentes.
  • Los locales de preferencia han de tener directrices que encaucen la necesidad para la que han sido creados.
  • Es necesario evitar distracciones como ventanas  que miran hacia patios públicos o lugares de tráfico.
  • Son adecuados los puntos focales naturales.

Requiere de lugares que pueda considerar seguros:
  • La programación arquitectónica ha de tener presente espacios en donde el usuario con TEA pueda afrontar sus necesidades emocionales sin interferencia y sin aislamiento de la comunidad.
  • Para ello se necesitan los llamados lugares seguros. Es un lugar seguro, un área de jardín junto a un gran árbol. Es un lugar seguro, una habitación tranquila con elementos energéticos armoniosos. Es un lugar tranquilo un rincón semiabierto del patio. Es un lugar seguro una pequeña plazoleta adyacente a la habitación principal. Es un lugar seguro un área de juego. Es un lugar seguro un área protegida por vegetación o un tapia baja. Los lugares seguros son indispensables en la arquitectura de cualquier edificación. Generan apropiación y abrigo.

Requiere de energización constante:
  • Los espacios son canalizadores de energía, son catalizadores de sanidad o son verdaderos crematorios del anhelo.
  • La arquitectura moldea el devenir espacial de la naturaleza con la intención de generar seguridad y cobijo en los seres humanos, compilando su acción a través de la ciencia, el arte la mística y la filosofía.
  • Pero, la naturaleza aparte de ser un ente material es esencialmente energía. Energía que se muestra y toma forma en el diario vivir con la potencia que mueve un vehículo, una fábrica, una turbina. Energía que chispea al contacto corporal. Energía que fluye de un extremo a otro de un acelerador de partículas. La arquitectura y su acción, por tanto, no están exentas de dicha estela. Ella depende de una correcta manifestación del fluir vibracional en su continente. Como una pirámide puede conservar en su baricentro un cuerpo humano momificado por siglos, así un envolvente prismático puede ser la caja de sepultura de una familia por su mala disposición en el manejo energético. La gente se pregunta: ¿Por qué una obra es exitosa? y, al contrario: ¿por qué una edificación hermosa en su forma sufre de tanto maltrato, abandono y vandalismo? La gente se pregunta: ¿Por qué una casa es tan agradable, que gusta el estar ahí? y, al contrario: ¿por qué otra es deprimente y desgastante?. La explicación racional no tiene respuesta. La explicación energética sí.


CONCLUSION
Para el caso de personas con TEA, se debe edificar con el ánimo de convertir la edificación , la plaza, la ciudad en un verdadero templo de sanidad.
Templo en el sentido de que al ingresar en él, se estructure en el individuo la armonización general de sus vórtices internos.
Para ello debe considerarse una correcta orientación hacia las corrientes energéticas planetarias del noroeste, hacia donde circulan las fuerzas de concentración, imaginación creadora, estabilidad mental.
También se debe considerar la edificación que incluya elementos naturales poderosos, como árboles, fuentes de agua, áreas vegetales en donde la persona pueda estar en contacto con la tierra.
La forma de la edificación ha de ser prismática y con entrepisos sin vigas vistas. Todo elemento estructural perdido y los elementos superestructurales con aristas redondeadas.
Preferible, la edificación tendrá cubiertas inclinadas hacia afuera.
La arquitectura vista como un ente energético conciente puede manifestar en los usuarios que la habiten más allá de condiciones de uso o función, condiciones de desarrollo emocional, mental y volitivo completamente trascendentes y realizadoras, siempre y cuando exista en el planificador el compromiso serio de servicio y entrega que facilite las situaciones físicas espaciales adecuadas y expresas para lograr un comportamiento vertical transformador.



BIBLIOGRAFIA

(1)  Marilu2009. “Psicología, Autismo”. Crecer o Perecer. 29 de enero de 2011. Web. 14 de marzo de 2014. <http://www.creceroperecer.com/2011/01/29/psicologia-autismo-2/>

(2)  “Autismo”. Wikipedia-La Enciclopedia Libre. Fundación Wikimedia, Inc. Web. 13 de de marzo 2014. 14 de marzo de 2014. ttp://es.wikipedia.org/wiki/Autismo>

(3)  
“Los niños autistas deben estudiar en colegios normales¨. elcorreo.com. DIARIO EL CORREO, S.A. 2 de abril de 2010. Web. 14 de marzo de 2014. <http://www.elcorreo.com/vizcaya/v/20100402/sociedad/ninos-autistas-deben-estudiar-20100402.html>

(4)  Henry, Christopher N.. "Designing for Autism: The ‘Neuro-Typical’ Approach" .  ArchDaily. 3 de noviembre de 2011. Web. 14 de marzo de 2014. 
<http://www.archdaily.com/181402/designing-for-autism-the-neuro-typical-approach/>

(5)  
“Los niños autistas deben estudiar en colegios normales¨. elcorreo.com. DIARIO EL CORREO, S.A. 2 de abril de 2010. Web. 14 de marzo de 2014. <http://www.elcorreo.com/vizcaya/v/20100402/sociedad/ninos-autistas-deben-estudiar-20100402.html>

(6)  Tortosa, Francisco. 
Educar a personas con autismo y otros trastornos generales del desarrollo”. espaciologopédico.com .15 de diciembre de 2012. Web. 14 de marzo de 2014. <http://www.espaciologopedico.com/articulos2.php?Id_articulo=294>

(7)  Henry, Christopher N.. "Designing for Autism: Spatial Considerations". ArchDaily. 26 Oct 2011. Web. 14 de marzode 2014. 
<http://www.archdaily.com/179359/designing-for-autism-spatial-considerations/>

(8)  Henry, Christopher N.. "Designing for Autism: Lighting". ArchDaily.  19 Oct 2011. Web. 14 de marzo de 2014. ttp://www.archdaily.com/177293/designing-for-autism-lighting/>



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