jueves, 3 de julio de 2014

Ensayo sobre el Discurso y Foucault.


 “Para analizar una práctica discursiva vigente se debe tener en cuenta su acumulación discursiva y no tratar de superar las diferencias, sino analizarlas y describirlas. Describir es remitir las prácticas discursivas, las positividades, las esencias a las formaciones discursivas que les han dado luz para saber cómo han surgido, y por qué ocurren en cierto tiempo y espacio. Por ello, Foucault no está de acuerdo en describir la obra a partir de los acontecimientos discursivos psicologistas. Tales enunciados apelan a un sujeto fundador, a un garante del discurso. Pensar en qué quiso decir el autor, cuál era su intencionalidad o estado anímico, es colocarlo en el centro del conocimiento. El análisis enunciativo sólo es posible en un lenguaje efectivo, dicho, expresado” (Miramón. Página 56)

SINTESIS
Existen tres fundamentos en el estudio realizado de Foucault sobre el discurso: primero, el modo de investigación que trata de darse a sí mismo el status de ciencia; segundo, las prácticas divisorias en las que el sujeto está dividido tanto en su interior como dividido de los otros; tercero, el modo en el que los seres humanos se transforman a sí mismos en sujetos (Foucault: 3). Miramón en su texto trata de inducir al investigador hacia la descripción de un discurso sin que se convierta este a sí mismo en sujeto de estudio.

DESARROLLO
Miramón comprende exactamente que un discurso es la elongación de los antecedentes cognitivos del analista como del sujeto de análisis. Existe una brecha muy delgada entre ambos. Esa brecha puede ser traspasada por ambos en el instante que el investigador introduce su prejuicio psicológico.  Esto se expresa fácilmente en el instante que un curador tilda con un ismo, por ejemplo, la obra que ha decidido o se le ha impuesto observar. Ahí su posición de analista pierde su condición para convertirse en sujeto de análisis.
En la descripción debe existir lenguaje “efectivo”, sin la retórica de la interioridad, un lenguaje capaz de desconectar los pensamientos de la prosa de enunciación. Así como un vigía dice: “tierra a la vista” con la soltura organoléptica “dicha” sin que medie en ello la identificación de su rango naval, por así expresarlo.
La palabra que no se identifica en las prácticas discursivas, en las positividades y en las esencias discursivas tiene la originalidad de la adecuada instrumentalización del análisis. Cuando existe identificación del ser investigador frente al discurso, en lo que conoce, en lo que piensa, en lo que esperan de él y otras más pensamientos, la descripción efectiva a sucumbido. Mucha mente, poco análisis. Increíblemente resulta que para describir mejor hay que dejar de pensar.

CONCLUSION
El ser humano en su proceso de no ser, en su transformación de “sujeto” ha perdido la capacidad de observar en el presente y por tanto no puede describir con certeza ningún objeto. Ver, mirar y observar son procesos tan lejanos como el perchero para un lisiado. Está ahí, pero es imposible de alcanzarlo. Una forma de hacerlo es dejar la identificación en acontecimientos discursivos psicologistas.

BIBLIOGRAFIA
Foucault, Michael. “El sujeto y el poder”. Escuela de Filosofía Universidad Arcis. Web. 27 de junio de 2014.

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