viernes, 18 de septiembre de 2015

LA CIUDAD DEL MIEDO

INTRODUCCION
Una ciudad es un evento humano como cualquier otro. En ella se cristaliza la esencia o la desventaja de cada una de sus partes, de sus componentes, las personas. Al contrario de lo que se cree la ciudad no cambia si cambian los materiales y los edificios que en ella se acumulan, cambia cuando la consciencia nace en los seres que la han cristalizado.









DESARROLLO
La empatía en el ser humano le une a sus congéneres en acciones, emociones, pensamientos, voluntades y anhelos que cristalizan en agrupaciones y colectivos con directrices comunes de seguridad, de apoyo, de crecimiento y maduración. En estos grupos las personas conviven de acuerdo a un nexo muy particular de atracción que identifica maneras individuales y similares de ser, de hacer y de saber expresados a través de su labor, de sus formas de relación, de su visión y de la materialización espontánea del ambiente que mejor calza a su particularidad y que se convierte en la crisálida de su descendencia. La estrecha y continua convivencia hace aflorar con mayor profundidad la particular expresión individual de los seres humanos del grupo. De resultas tenemos entonces que si un individuo es honesto con altos valores emocionales, mentales, volitivos y espirituales, por empatía se asociará con personas de su mismo nivel de ser para hacer una agrupación también honesta, de valía y cuya materialidad se demostraría en acciones y eventos diáfanos, sólidos, estables, íntegros. Esta materialidad entendida actualmente como ciudad conllevaría en sí un entorno de edificaciones, calles, plazas, parques, esquinas, sanas, responsablemente hechas con el saber que da ese nivel de ser. De la misma manera y en sentido contrario, personas con un nivel de ser de inconsciencia con dificultades para conseguir hacer lo que saben, se agruparían en sociedades cuya premisa sería la inseguridad, el miedo. Estas personas materializarían sus ciudades como la extensión de la carencia de la mirada emocional, mental, volitiva y espiritual de sus miembros, relegando su accionar a medidas que prevengan su incapacidad de ser. Grandes muros protegerán sus hogares, pues no existe conocimiento de la seguridad. No existirán en sus ciudades lugares donde manifestarse ya que el temor los encierra en jaulas llamadas viviendas. Como existe desconocimiento de quienes son, de su valía, no son dueños de sus vidas sino que relegan el mando de ésta a normas, leyes, reglamentos y dispositivos de control físico o inmaterial, para tratar en algo de paliar la inseguridad, la falta de apoyo, la inmadurez y el estancamiento al que cada uno de sus miembros se ha sometido. Entonces sus edificios serán edificios de control, de leyes, de coacción. Sus plazas estarán pensadas para la rápida intervención policial. Sus parques tendrán verjas para evitar y contener los miedos que padres desatan en sus hijos. Nace así la CIUDAD DEL MIEDO.

En dicha ciudad no existe el libre albedrío, existe incapacidad. Es la incapacidad de recrearse, divertirse, ser. En esta ciudad todos estamos encerrados o durmiendo, o comiendo, o trabajando. En esta ciudad las casas son individuales y están dentro de una urbanización privada como en el medioevo. En esta ciudad no se puede caminar ni pedalear pues todos viven según el dispositivo de poder de turno.

Muchas son las ciudades el miedo y se las conoce por la carencia de valores, por la carencia de afectos. Están también aquellas ciudades de lujuria en donde los antros y los burdeles son las mejores opciones, los laureados edificios. Las ciudades de pereza llenas de basura y polvo. Las ciudades de la arrogancia con alta tecnología y sistemas sofisticados que encubren y enmascaran la vacuidad de los corazones, son las ciudades del futuro, las ciudades inteligentes, las ciber ciudades. Ciudades todas en donde las manifestaciones de la inconsciencia es pan de todos los días. En estas ciudades se enseña en las escuelas a seguir la norma, a entrar en los dispositivos de poder, en los paradigmas establecidos y se penaliza la creatividad, se ve de mala gana y con recelo la bondad. En estas ciudades cabe decir , las personas idealizan un mundo compartido y mejor. Sus limitaciones son muchas y no saben como escapar de ellas.

La ciudad del miedo tiene un exterior y un interior. Los espacios son privados o son públicos. Lo urbano se desconoce como arquitectónico en situaciones separadas d pertinencia. En estas ciudades lo renegado es la luz y el viento. No se acepta lo natural, el clima, todo lo natural es perjudicial y lo valioso es lo artificial, aquello que consume energía.

La ciudad del miedo es a todas luces maravillosa de día pero tenebrosa en las noches. Los seres humanos tienen que cuidarse y no entienden por qué han de hacerlo.

CONCLUSIONES
Si la ciudad del miedo nace en la inconsciencia del individuo, la ciudad consciente nace de su consciencia, de la manifestación clara y precisa de los valores positivos en él. La ciudad del miedo la conocemos al revés y al derecho. La ciudad consciente está oculta a nuestros ojos, pues estos están velados por el miedo, el temor la falta de autoconocimiento. 

Solamente el desarrollo individual convertirá la ciudad del miedo en ciudad consciente.




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