PATOLOGÍAS CONSTRUCTIVAS
EL EVENTO
En ese día fatídico todo trascurría con normalidad en la
ciudad de Manta donde residimos. Cada persona se dedicaba a lo suyo, las
compras, los paseos, el deporte, la conversa
y a la hora del evento la mayoría de ellas no estaban en casa sino en la
calle, merendando una menestra, una parrillada, una hamburguesa, como de
costumbre todos lo hacen lo sábados en la tarde, a esa hora, la hora del
evento. Nosotros habíamos terminado de caminar por la playa del Murciélago con
mi esposa quién durante el hecho me había advertido que el océano estaba
retirado una distancia mucho mayor de lo habitual con respecto a su límite
normal de playa, lo que nos llamó la atención, nos causó sorpresa y nos arrimó
a un debate sobre el origen de tal disfunción pero no más de aquello que
superara la racionalidad sin tener idea de lo que estaba por ocurrir esa tarde
y noche. Al llegar a casa manteníamos la conversación al respecto pero al no
entender las partes de un todo nos dispusimos a ver una película. Eran ya casi
las siete entrando la noche de ese trágico día sábado 16 de abril, cuando una
vibración hizo que mi esposa saltara y se asomara al balcón con la esperanza de
entender lo que pasaba, pero la naturaleza tenía que cumplir una tarea y soltó
por encargo un golpe fuerte que sacudió la casa de abajo hacia arriba. Fue una
cosa tremenda. Puede escuchar como la ciudad sonaba ante tal embate. Ese fue el
instante en el que los edificios comprometidos rompieron sus bases. Luego de
ello, la disposición, como mandada para terminar con lo inicialmente hecho,
hizo que las edificaciones vibraran lateralmente a manera de tamiz que quiere
cernir la pulpa depositada en su seno. Esto terminó el trabajo y las ya rotas
bases de ciertas edificaciones permitieron que estas colapsaran. La luz se apagó
inmediatamente y salimos de la habitación. La casa estaba bien pero lámparas,
platos, vitrinas, adornos, no habían tenido la misma suerte. Salimos sin
interrupción alguna. Puertas y ventanas estaban íntegras. Las paredes y demás
también. La casa se había comportado como una caja rígida navegando sobre la
plataforma de cimentación planeada a manera de un gran barco en alta mar. Ya en
el vehículo nos dirigimos en busca de los nietos que vivían en un céntrico
edificio. Hasta ese momento me encontraba sin la menor idea de la magnitud de
la intervención natural, era simplemente otro susto que la Tierra nos daba en
éste país lleno de volcanes, me decía ensimismado. Desde niño los movimientos
telúricos eran parte de la vida. Incluso los esperábamos para que el clima
cambiara. Claro, este era el papá de esos precedentes, según mi interior, pero
resulta que era mucho más que ello, más que una simple escala, era un ángel de
la muerte. Llegamos al redondel de Los Eléctricos al noroeste de la ciudad,
estratégico lugar desde donde se ingresa al centro viniendo desde la Ruta del
Spondylus, que es esa vía que perfila la encantadora costa ecuatoriana. Es desde ahí que empezamos a ver paredes en la
vía y las personas deambulando solas, abrazadas o con heridos. Muchos desesperados
y sucios. Mis ojos no creían lo visto y mis sentimientos me demolían en
tranquilidad. Según como avanzábamos hacia la calle “24” la cosa empeoraba,
pues ya no solamente veíamos personas desoladas sino edificios caídos, autos
aplastados, postes en el suelo, chispas y mayor desesperación y desesperanza.
Nosotros bullíamos de angustia y temor. Los niños habitaban un edificio antiguo
de apariencia sólida, pero ya no sabíamos qué esperar. Giramos la esquina y al
hacerlo miramos el edificio y nuestros temores se tocaron unos con otros como
el embate de las olas sobre la arena. El edificio estaba roto. Gracias a Dios
su diseño había funcionado y no había tocado piso con su portentosa masa de
cemento, pero su apariencia nos indicaba que pronto se derrumbaría. Rápidamente
y con la “irresponsabilidad” del que ama nos acercamos para quedar desplomados
al ver a las personas, entre los que estaban los nietos y la nuera, permanecían
atrapados tras la puerta de entrada inconscientemente construida para detener
ladrones pero también a todas esas personas usuarios que ahora esperaban una
réplica para que el edificio se les viniera encima. Raudos y con la ayuda de
otros “irresponsables” golpeamos con fuerza y más con ruegos a Dios y al fin
cedió. La alegría de Carmita, mi esposa solo era superada por la desesperación
al tener sus nietos en brazos. Para nosotros todo había pasado.
Al día siguiente ya como arquitecto tenía que analizar lo
sucedido. Le dije a Carmita que me acompañara a tomar fotos, pensando que era
poco moral, pero con la consigna de que es necesario saber para no volver a
cometer errores, como si esto pudiera ser así. Salimos y a la luz del domingo
la cosa cambió. No pudimos hacerlo. La tragedia nos superaba. Volvimos a
intentarlo en la tarde pero no pasamos de Tarqui, una antigua parroquia de
Manta de mucha actividad comercial. Tampoco pudimos continuar. El corazón no
soportaba tales hechos. Los seres humanos tenemos la fortaleza de una hoja de
papel al viento. Las personas todavía no comprendían lo que había ocurrido y me
pasaba igual. Ya pasados los días la consciencia se abre y es cuando eso que
llamamos lo desconocido en nuestro interior se muestra para darnos perspectiva
y cordura. Al día siguiente tomamos fotos y creo que tengo unas ideas de lo que
pasó en las edificaciones y las patologías constructivas que deben evitarse.
Esto lo hacemos en base a haber vivenciado el “evento” y a la observación
directa de los hechos. No es un trabajo científico, ni es un ensayo académico,
son pautas que especialistas sabrán desechar o confirmar, pero que pueden
ayudar a constructores profanos y empíricos a no volverlos a hacer.
HABLANDO DE LAS PATOLOGÍAS CONSTRUCTIVAS.
En un primer momento el golpe que sacudió el abismo profundo
de las capas tectónicas fue de abajo hacia arriba, lo que se conoce como “trepidación”.
Esto hizo que las edificaciones se sacudieran o “saltaran” quitando peso a las
bases inicialmente, para luego caer y generar un sobrepeso brutal para muchos
edificios no calculados para ello. Edificios con diseños cuyo mayor peso se
encontraba en pisos superiores; edificios construidos piso por piso sin diseño
alguno y según como había dinero; edificios con columnas sin la resistencia
adecuada en planta baja; se rompieron. Esto se podía observar fácilmente pues
en muchas edificaciones los pisos altos se veían sanos pero sus plantas bajas
eran despedazadas. Muchos diseños que enduraron los terrenos apisonándolos de
manera dispersa sin uniformidad o que colocaron puntos de columnas sobre
cisternas u otros puntos rígidos hicieron que el golpe de asentamiento rompiera
las estructuras justamente en esos puntos duros, ya que los suelos de Manta son
arcillosos expansivos. Esto también afecto a edificios altos que no estaban
asentados homogéneamente a pesar de estar construidos con estructuras sismo
resistentes.
ESTA VIVIENDA POR "MEJOR HACER" TENIA UN PUNTO DE APOYO RÍGIDO SOBRE LA CISTERNA ENTERRADA. ESTO ROMPIÓ LA CASA EN EL MOVIMIENTO TREPIDATORIO.
Luego de ese primer momento vinieron movimientos de “oscilación”
o movimientos de desplazamiento que actúan como las ondas en el agua al arrojar
una piedra. Estos movimientos remataron a los edificios rotos en sus bases y
los viraron completos en unos casos y los redujeron a escombros en otros. Esto
se aprecia en ciertos edificios especialmente con cargas distribuidas con
excesos hacia el exterior de la estructura.
Cabe indicar también que por observación se definen ciertas zonas de
mayor impacto de estas ondas vibratorias que las defino como “líneas de destrucción”.
Estas líneas así llamadas no actúan como los fluidos de manera consistente sino
que van en una dirección específica como flechas desde el epicentro,
destruyendo a su paso objetos. Es por esta explicación que comprendo que
edificios caídos estén cerca de otros que no fueron afectados y otros que
estuvieron de frente a esas líneas terminaron destrozados como el caso del
edificio del IESS u otros edificios como aquellos en Barbasquillo. Sucedió también que edificios que tenían su masa mayor en dirección de estas líneas no fueron afectados. Cosas del destino.
EDIFICACIONES EN LAS LINEAS DE DESTRUCCIÓN. OTROS EDIFICIOS CERCA NO SUFRIERON DAÑO.
En un tercer momento de análisis y producto también de los
movimientos oscilatorios, las paredes de pisos altos explotaron. Esto se debió especialmente
a que edificaciones tenían buenas bases, muy bien enterradas pero no tenían sus
paredes los amarres adecuados y necesarios. En Manta se construye como en todo
el Ecuador de manera empírica con la dirección de maestros artesanales o con
los mismos propietarios que fungen de profesionales. Esto es similar a que
alguien se opere a sí mismo en una silla. Es inaudito pero real. Para las paredes se usa ladrillo o bloque de
cemento de 7 centímetros o menos de espesor para cerrar luces entre columnas de
más de 2,50m y entre losas de más de 2,70m, sin el uso de ninguna cadena de
amarre ni de chicotes de hierro. Al estar las estructuras bien afirmadas, los
pisos subsiguientes a la planta baja se movieron como resortes lanzando las
paredes lejos de la construcción por la falta de amarre. Esto lastimó a muchos
y asesinó a otros. También muchas estructuras pesadas de concreto estaban
asentadas sobre estas paredes que hicieron venir abajo a toda la edificación.
LA FALTA DE AMARRE EN PAREDES HIZO QUE LA ESCALERA ASENTADA EN ELLA SE DESTRUYERA.
En un cuarto momento vemos también fallas en los conceptos
estructurales. Uno de los importantes y más caros edificios de Manta se rompió
aparatosamente por estar diseñado arquitectónicamente en forma de L. Esto hizo
que en el movimiento oscilatorio el brazo largo de esa L se rompiera. Muchas
otras edificaciones están diseñadas con formas asimétricas sin tener en cuenta
como solventar mediante vigas y columnas estéticas o por lo menos funcionales
esa asimetría. También mantenerse dentro de conceptos como las mallas
estructurales no garantiza que la edificación no cederá. Los edificios que
cayeron tenían dicha concepción.
EDIFICIO CUYA FORMA EN "L" PERMITIÓ QUE LA OSCILACIÓN LO DESTRUYERA A MÁS DE ESTAR UBICADO EN UNA LÍNEA DE DESTRUCCIÓN.
Esos fueron las causas que he podido observar.
QUE HACER A FUTURO
Lo mejor hacer diseñar y construir la estructura y hasta
obra rústica la obra por profesionales arquitectos o ingenieros.
Con respecto al movimiento trepidatorio, es importante que
los constructores exijan a los municipios que defina por zonas de la ciudad,
densidad, homogeneidad, solvencia y resistencia de los suelos en Kg/cm2; que
definan por normativa urbana lugares para edificaciones en altura que guarden
las condiciones geológicas para hacerlo; que defina zonas de riesgo sísmico,
esto no es tratar de establecer cuantías imposibles, sino definir rellenos,
parábolas de deslizamiento, taludes. Y muy importante hacerlas respetar. Así
mismo y esto para los empíricos, que construyan sobre bases correctamente
asentadas sin puntos duros en la cimentación que no tengan los demás asientos;
con columnas de base diseñadas y ubicando los pesos de uso mayores en plantas
bajas.
Con respecto a los movimientos oscilatorios las construcciones
deben estar amarradas superestructuralmente hablando. Esto no solo ayuda a
sostener los tabiques sino0 también ayuda a la estructura en su comportamiento.
Las paredes deben hacerse con amarres en lo alto en una proporción de 20
espesores y en horizontal en proporción de 30 espesores. Es decir si la pared
tiene 7cm de espesor, deben ir amarres de concreto en vertical cada 1,40m y en
horizontal cada 2,10m. Máximo dos módulos por dirección. Esto en todos los elementos
paredes, mojinetes, antepechos, frisos. En cuanto a la forma de las
edificaciones deben usarse conceptos de distribución de cargas que no limiten las
figuras de diseño sino las mejoren con elementos estructurales de apoyo que
pueden ser vistos y decorativos a más de su potencia estructural. Recuerde que
no tiene tanta importancia los materiales, la forma, el tamaños, sino el “cómo
se hacen llegar las cargas al piso”
La tarea de ahora en adelante es grande. Ya el problema estructural civil pasó. El problema social como grande monstruo que es se manifestará.
Atentamente
Erick Bojorque Pazmiño