Para ejercer esta interesante propuesta me
he permitido asumir una analogía, que no aseguro ser la más adecuada, pero que
construye en mí, más sencillamente lo que quiero expresar. El arte y la
muralla.
Cuando
Borges habla en la “Muralla y los libros”
refiriéndose a la creación de la Muralla China por Shih Huang Ti, emite una
sentencia de manera terrible e intrínseca al decir que es dable “cercar un huerto o un jardín…; no, cercar un
imperio” y nos pone en el tapete de los juicios de valor el preguntarnos ya
desde la distancia ¿qué tanto y en tanto importa la relación entre lo político
entendido como poder y manipulación, y el arte, en analogía, como el elemento
escultórico constructivo trascendente de la “Muralla China”? lo que
inevitablemente nos llevaría a entender la cuestión ésta de la politización del
arte y su influencia en la sociedad y sus modos de manifestación por cuanto
hace visible, Borges con su sentencia, la invisibilidad encubierta ,como lo dice Paul Klee, en una obra
considerada como una maravilla universal. Nos dice entonces “tampoco es baladí pretender que la más
tradicional de las razas renuncie a la memoria de su pasado, mítico o verdadero”
por cuanto este mismo emperador mandó a quemar los escritos milenarios, lo que
nos pone nuevamente en tensión ya que de una misma fuente no pueden manar dos
tipos de líquidos como es construir lo trascendente y quemar lo identitario.
Por analogía en el análisis, una obra de arte enfrentada entonces al poder que
doblega. ¿Podrían pues hermanarse sin ser causa de un enfrentamiento?
Rápidamente discurre la comprensión hacia el texto de Silvana Flores que establece que la
dialéctica de creación se encuentra el “la
escisión del individuo en su propia constitución identitaria” en la que el
hecho transformador es el propio individuo enfrentado a sí mismo con su
entorno; para así entender cómo un mismo hombre pudo entonces crear y destruir,
como un artista podría entonces hacer una obra y que esta obra pueda entonces
tener la fuerza transformadora del poder, una fuerza que al ser pública se
convierta en elemento de manipulación de la colectividad. Una fuerza para
crear, otra fuerza para sostener. Pero, aún así…¿cuándo sucedería tal hecho de
incisión? Sería entonces dable entender aquello cuando se vuelve público.
Pública manifestación de construcción, pública manifestación de sometimiento.
El arte y la política son uno cuando el individuo puede al conocerse,
transformar por actos públicos a los demás o a su entorno.
Atentamente...
Erick Bojorque Pazmiño
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