POSTURA DE ENTREGA
Esta investigación se
detiene en este instante, pero no por ello finaliza. Ha llegado al punto de
arranque diría yo, aquel punto que se constituye en el primer paso o el paso
más difícil de lograr. El conocimiento ha demarcado una secuencia de sucesos
que se han develado durante estos años de prolija labor tanto en lo que
respecta a la sanación energética y la ejecución de la arquitectura Energética
Consciente, que fue el artífice demarcatorio de la principal pregunta de
investigación que era cómo lograr una estética para ella misma. Pienso que no
debe detenerse pues recién se ha esbozado lo que podría convertirse en un
esfuerzo mancomunado por sanar a los usuarios y a la humanidad a través de las
edificaciones y de las ciudades, al convertir la ocupación edilicia en la suma
de maravillosos instantes de asombro y serenidad. Existen tales edificios, no
podemos negarlo, y por ello no podríamos decir que son reticentes a priori ni
tampoco concretos, Diríamos que es importante abandonar las etiquetas a las que
nos acostumbraron los excesos del siglo anterior y más bien optar por la
inducción artística cuyos principios se sostienen desde Duchamp en que la obra
artística es por cuanto su creador es un artista reconocido por la opinión
pública. Haciendo uso de tal atributo, podríamos empezar diciendo que una arquitectura
es reticente, en este punto, recordemos, si el arquitecto que la elabora hace
inducción estética en su obra encaminada a descubrir en sí mismo y apoyar a los
usuarios para que tal vez también lo hagan, la verdad contenida en cada
situación a través de la vivencia de los cinco sentidos.
Encaminada así la
cuestión, nos alejamos totalmente de la trampa formal que tiende a establecer
proporciones, perspectivas, puntos de fuga, métricas y composiciones que
solamente delatan el uso de lo visual de los hechos arquitectónicos y
artísticos, razón ésta de la crisis en la que se encuadran las teorías e
hipótesis estéticas. Ya no queremos crisis que manifiestan necesidad, problema
y soluciones. Eso no existe en la naturaleza y aun así es la manifestación del
verdadero equilibrio buscado por muchos. Queremos la manifestación de la
consciencia, de aquello que delata la tabla en la que estamos parados y por lo
que no podemos moverla. La consciencia es la base de la inducción y por tanto
el arquitecto que quiera la reticencia ha de enarbolarse y edificarse así mismo
en primer lugar. Si el arquitecto, el investigador no se mejora, cómo podría
entonces mejorar la calidad de vida de a quienes sirve, esto es inevitable e
ineludible. Su ineluctable realización del arquitecto, necesariamente
reivindicará la condición de ente superior al ser humano.
Por lo dicho no cerramos
esta investigación cuyo primer promontorio es la consecución de las reglas
reticentes expuestas; las que esperamos en futuro cercano sean modificadas hasta
lograr la plausible y sólida serenidad de las reglas del haikú japonés, que
enarboladas son la piedra clave de la creación sublime y maravillosa de tales
artificios literarios en el mundo entero y que de igual manera esperamos para lo
propuesto aquí en el devenir.
Indispensable es también comprender
que la mayor conclusión a la que hemos llegado en esta investigación teórica, ha
sido la comprensión de que esta es una propuesta del propio saber y que es parte
de la solución a la pregunta hecha razón de ¿hacia dónde voy?, y que es la pregunta
que nutre la motivación de todo ser humano y más de aquel arquitecto. El sendero
es personal y cada arquitecto, estimo, ha de encontrar y proponer sus propias lajas
de piso que dependiendo del azar serán seguidas por caminantes curiosos y más interesados.
Al final ¿no es esa misma la esencia de la empatía humana, el entregar la mano para
que otro ascienda, luego de uno mismo haberlo hecho?
Por lo dicho muy interesante
resulta que la arquitectura escoja a sus arquitectos por lo que son en sí para enriquecerla.
Gracias.
Erick Bojorque Pazmiño
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