“Para analizar una práctica discursiva vigente
se debe tener en cuenta su acumulación discursiva y no tratar de superar las
diferencias, sino analizarlas y describirlas. Describir es remitir las
prácticas discursivas, las positividades, las esencias a las formaciones
discursivas que les han dado luz para saber cómo han surgido, y por qué ocurren
en cierto tiempo y espacio. Por ello, Foucault no está de acuerdo en describir
la obra a partir de los acontecimientos discursivos psicologistas. Tales
enunciados apelan a un sujeto fundador, a un garante del discurso. Pensar en
qué quiso decir el autor, cuál era su intencionalidad o estado anímico, es
colocarlo en el centro del conocimiento. El análisis enunciativo sólo es
posible en un lenguaje efectivo, dicho, expresado” (Miramón. Página 56)
SINTESIS
Existen tres fundamentos en el estudio realizado de
Foucault sobre el discurso: primero, el modo de investigación que trata de
darse a sí mismo el status de ciencia; segundo, las prácticas divisorias en las
que el sujeto está dividido tanto en su interior como dividido de los otros;
tercero, el modo en el que los seres humanos se transforman a sí mismos en
sujetos (Foucault: 3). Miramón en su texto trata de inducir al investigador
hacia la descripción de un discurso sin que se convierta este a sí mismo en
sujeto de estudio.
DESARROLLO
Miramón comprende exactamente que un discurso es la
elongación de los antecedentes cognitivos del analista como del sujeto de
análisis. Existe una brecha muy delgada entre ambos. Esa brecha puede ser
traspasada por ambos en el instante que el investigador introduce su prejuicio
psicológico. Esto se expresa fácilmente
en el instante que un curador tilda con un ismo, por ejemplo, la obra que ha
decidido o se le ha impuesto observar. Ahí su posición de analista pierde su
condición para convertirse en sujeto de análisis.
En la descripción debe existir lenguaje “efectivo”,
sin la retórica de la interioridad, un lenguaje capaz de desconectar los
pensamientos de la prosa de enunciación. Así como un vigía dice: “tierra a la
vista” con la soltura organoléptica “dicha” sin que medie en ello la
identificación de su rango naval, por así expresarlo.
La palabra que no se identifica en las prácticas
discursivas, en las positividades y en las esencias discursivas tiene la
originalidad de la adecuada instrumentalización del análisis. Cuando existe
identificación del ser investigador frente al discurso, en lo que conoce, en lo
que piensa, en lo que esperan de él y otras más pensamientos, la descripción
efectiva a sucumbido. Mucha mente, poco análisis. Increíblemente resulta que
para describir mejor hay que dejar de pensar.
CONCLUSION
El ser humano en su proceso de no ser, en su
transformación de “sujeto” ha perdido la capacidad de observar en el presente y
por tanto no puede describir con certeza ningún objeto. Ver, mirar y observar
son procesos tan lejanos como el perchero para un lisiado. Está ahí, pero es
imposible de alcanzarlo. Una forma de hacerlo es dejar la identificación en acontecimientos
discursivos psicologistas.
BIBLIOGRAFIA
Foucault,
Michael. “El sujeto y el poder”. Escuela
de Filosofía Universidad Arcis. Web. 27 de junio de 2014.
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